Fruto de la consolidación del mercado esta enseña internacional acaba de esfumarse en España.
Llegó en 2020 con el objetivo de que Euskaltel compitiese a nivel nacional.
Un periodista desvela los entresijos de un proyecto anterior que se gestó en 2016. La andadura de Virgin habría sido muy diferente a la que conocemos: con la red de Movistar, los derechos de de emisión del fútbol…
Las apariciones de la Virgen se refieren a las manifestaciones de esta figura ante una o más personas, en un lugar y momento determinado.
En algunas ocasiones estos hechos se han convertido en el origen de lugares de culto o peregrinación tan famosos como el santuario de Fátima (Portugal) o de Lourdes (Francia). O han sido el origen para la creación de órdenes religiosas (Carmelitas, Mercedarias…)
En el mercado español de las telecomunicaciones se produjo también la aparición de la Virgin Telco a mediados de 2020. Lo hizo de la mano del grupo Euskaltel, que actualmente pertenece a su vez a Masorange.
Sin embargo, la llegada de este operador pudo haberse producido unos cuantos años antes.
Hacía mucho que se especulaba con la posibilidad de que la marca Virgin compitiese en España y entre 2016 y 2017 hubo un proyecto, que aunque ya estaba en un avanzado estado de gestación, no llegó a ver la luz.
El periodista Miguel Ángel Uriondo, especialista en innovación e información económica, conoce bien los entresijos de esta historia y se los contó a Movilonia.
Para comprenderla bien es necesario conocer que al frente de aquel proyecto de 2016 estuvo Pedro Serrahima.
En la actualidad es el director de experiencia de cliente y calidad de Telefónica. Y antes de llegar ahí puso en órbita dos operadores que han resultado bastante disruptivos: Pepephone y O2.
Pregunta- ¿Cuándo se le planteó a Pedro Serrahima el proyecto de lanzar Virgin en España antes de que el grupo Euskaltel lo llevase a cabo?
Miguel Ángel Uriondo: Tengo la ventaja de que aquí puedo hablar de primera mano porque conversé con todos los que participaron en aquel proceso, no sólo con Serrahima.
Recordemos que Pedro, en el verano de 2016, estaba de salida de Masmóvil [poco después de la compra de Pepephone por parte de este grupo] y hubo un momento en el que estuvo libre. Pero no fue una temporada larga. Fue apenas un suspiro. Hablamos de un ratito entre finales del mes de agosto y el de septiembre. El sueño de una noche de verano.
La idea se le ocurrió a Alejandro Martínez Peón, uno de los tipos más listos que conozco, que seguía siendo un hombre fuerte en Zegona Communications [este fondo de inversión es el actual propietario de Vodafone España] y consejero delegado de Telecable.
Era la época de la batalla de los reinos cableros del norte, antes de la gran consolidación [Euskaltel compró Telecable en mayo de 2017 y previamente se había hecho con el gallego R].
Aquel verano, Pedro Serrahima se reúne en un hotel próximo al parque del Retiro con Robert Samuelson, director de operaciones de Zegona, que en aquel momento sólo estaba en Telecable.
En esto es muy importante recordar que Samuelson había sido el responsable de estrategia y desarrollo corporativo de Virgin Media. Del mismo modo que el presidente de Zegona, Eamonn O’Hare, fue su director financiero.
¿Quiénes fueron los impulsores de traer esta marca a nuestro país y de la mano de qué empresas hubiera llegado?
La idea de base, como digo, fue de Martínez Peón, que tenía acceso a la marca a través de Zegona, y Pedro ayudó a darle forma.
El Virgin Telco que conocemos hoy no deja de reaprovechar una gran idea que tuvo hace ya más de ocho años.
Probablemente, el acuerdo de marca hubiera sido muy similar al que se dio, años después, con Euskaltel.
Recordemos que en el comunicado de 2020 ya decía: «La continuada relación de Zegona con el grupo Virgin facilitó las discusiones para que Euskaltel utilice la bien conocida marca Virgin para su expansión nacional por España».
Una vez que Pepephone y Yoigo se le habían escapado a Zegona, la posibilidad de montar una operación al margen con Serrahima al frente era muy interesante.
Zegona tenía mucho dinero y ganas de liarla. La idea tenía tres pilares muy potentes:
Por un lado Zegona, a través de Telecable, tenía los derechos del fútbol, en una época en la que podían comercializarse muy baratos y utilizarse para captar clientes.
Contaba con Serrahima gracias a que Mamóvil, contra toda lógica empresarial, no le impuso una cláusula de no competencia durante la venta de Pepephone.
Y la tercera pata fueron los contactos para intentar convencer a Telefónica de poner sobre la mesa un buen acuerdo mayorista y desarrollar una alianza.
Tanto Telecable como Pepephone estaban usando entonces la red de los azules, y la relación era perfecta.
Era un proyecto muy potente y con muchos ingredientes para ser un éxito. ¿Por qué no cuajó?
Se juntaron varios factores. No sé cuánto llegó a pensárselo Luis Miguel Gilpérez [en aquel momento, presidente de Telefónica] o si llegó a creérselo en algún momento. Fue todo demasiado rápido.
Además, José María Álvarez-Pallete [presidente ejecutivo de Telefónica] ya pensaba en fichar a Serrahima, pero nunca supe para qué cargo.
En ese momento había mucho interés por quedarse con el contrato mayorista de Yoigo y Masmóvil y eso también generaba ruido.
Era una gran paradoja. Los grandes operadores pensaban más en alimentar a Masmóvil que en acabar con ella.
Y es muy evidente que el contrato que finalmente firman los amarillos con Orange fue la base de todo su crecimiento posterior [en la actualidad ambas compañías forman Masorange, una joint venture al 50%].
Del lado de Zegona tengo que decir que, aunque han tenido mucho éxito con el tiempo, empezaron bastante dubitativos y dejaron pasar muchas oportunidades. Que perdiese Yoigo fue pura indecisión frente al hambre desesperada que tenía entonces Masmóvil.
Probablemente, mientras Zegona pensaba en Virgin ya estaban también con la cabeza en el asalto a Euskaltel. Y mientras todos se decidía y se sentaban las bases, Serrahima volvió a Globalia [la corporación turística de la que surgió Pepephone en 2007].
Virgin era un proyecto muy interesante pero pasó como en el fútbol. Si planteas una plantilla fiándolo todo a un fichaje y se lo lleva otro equipo, poco se puede hacer.
Aunque saliera mal, Pedro tomó la decisión correcta. Era la oportunidad de transformar el primer grupo español de turismo frente a una iniciativa que, en aquel momento, estaba muy verde.
Entonces, ¿cómo habría sido esa Virgin y qué diferencias habría tenido con respecto a lo que fue después?
Pedro sólo sabe hacer un tipo de compañía, así que me gusta pensar que habría sido una suma de las cosas buenas de Pepephone, pero con la limpieza de marca de O2.
Richard Branson y Serrahima tienen muchísimo en común. Pero, lo más importante, es que habría existido desde finales de 2016 o principios de 2017.
¿Y por qué las fechas importan tanto? Porque en aquel momento había todavía una gran oportunidad para parar a Masmóvil, que no tardaría en ponerse a funcionar a toda máquina tras comprar Pepephone y Yoigo.
Había margen para acabar con ellos. Virgin habría supuesto la posibilidad de ahogar a Moisés en la cuna, antes de que se lanzase a abrir las aguas del Mar Rojo.
El de Virgin era un proyecto tan interesante que, en realidad, Movistar se vio obligada a llevarlo a cabo, en cierta forma, a través de Digi.
Pero recordemos que los rumanos empezaron a dar fibra a finales de 2018, y a desplegar la suya propia en 2019. Virgin hubiese llegado muchísimo antes, en un momento crítico, a un terreno bastante fértil. El mismo que utilizó Masmóvil para crecer. De hecho, Virgin habría llegado antes incluso de la fibra de Lowi.
Recuerdo que durante el curso de telecomunicaciones de Santander de ese año les pregunté a todos los operadores que por qué no se reforzaban frente a Masmóvil, y les recordé que menospreciar a los amarillos había demostrado ser un error una y otra vez. Todos me ignoraron y hoy ninguno de ellos sigue en el cargo.
Cuando hace unos meses escuchamos los rumores de compra de Vodafone por parte de Mamóvil me acordé mucho de aquellos días. «¿Quién nos lo hubiera dicho?», pueden pensar ellos. Pues se lo dije yo, muchas veces y delante de testigos. Pero no me escucharon. ¿Por qué iban a hacerlo? Eran el Santo Oligopolio y yo un mindundi. Y al final, en lugar de practicar el infanticidio, Orange terminó dándole teta a Masmóvil. ¡Ideaza!
Si finalmente hubiera llegado Virgin capitaneado por Serrahima, ¿crees que Telefónica habría descartado O2 o que esta marca sería distinta de lo que es hoy en día?
O2 no habría llegado a España sin Serrahima. No era obvio el uso de esa marca, y en mi libro se explica la batalla interna que tuvo que afrontar para conseguir hacerse con ella.
Es verdad que el gran impulsor del nombre es Álvarez-Pallete, pero porque estaban buscando una marca que se ajustase a Pedro.
Con Virgin no habría hecho falta. Con Martínez Peón al mando de la estrategia de Zegona, Serrahima a cargo de la operativa y la red de Telefónica, el cielo hubiese sido el límite. Pero, como canta Serrat: «No hay nada más bello que lo que nunca has tenido ni nada más amado que lo que perdiste». Yo me enamoré de un operador que jamás existió ni existirá.
Creo que lo que no tendríamos en el mercado, o no con tanto impulso, es Digi. Son unos cracks porque sí supieron aprovechar esa oportunidad. Cuando firman el acuerdo mayorista de fibra con Movistar, estaba claro que Telefónica estaba sangrando clientes en ese segmento.
¡Pero Virgin podía haber tapado ese agujero muchos años antes! No culpo a Telefónica porque, insisto, fue una ventana de oportunidad muy corta. ¿Cómo iba decir que no Pedro al proyecto de Globalia con Javier Hidalgo, que ya había sido su jefe en Pepephone y al que debía lealtad? Lo que está claro es que, cuando Pedro volvió a quedarse libre, Telefónica ya no lo dejó escapar.
Si saco la bola de cristal, creo que aquella Virgin habría crecido mucho y muy rápido. No sé si habría parado a Meini y Masmóvil, pero desde luego no habría sido el paseíllo triunfal que resultó ser al final.
Todo el panorama posterior fue un dominó causado por la compra de Pepephone. Como el clavo del poema. La compra de Pepephone habilitó la de Yoigo. Como Zegona y Telecable no consiguieron hacer su jugada, fue Euskaltel quien consolidó el norte.
¿Habría vendido Zegona Telecable a Euskaltel con Virgin creciendo a buen ritmo? Quizá. Pero a lo mejor habría partido de una mejor situación competitiva, porque, además, Martínez Peón tenía otros planes muy chulos que también se quedaron en nada.
Me gusta pensar que, a lo mejor, y sólo a lo mejor, si Virgin hubiese existido la integración hubiese sido de norte a sur. Pero es mucho especular.
Para mí fue un proyecto precioso porque lo viví de cerca, pero abortó antes de nacer y por causas naturales. No tiene sentido preguntarse si a la niña se le hubieran dado bien las matemáticas.



