
Hace ya más de dos décadas, en 2001, la Unión Europea decidió autorizar una excepción al derecho exclusivo de reproducción en el caso de copias efectuadas por una persona física para uso privado y siempre que los titulares del citado derecho recibieran a cambio una compensación equitativa.
En 2017 adaptó esta normativa (modificando una Ley de 1996 que realizaba una compensación equitativa a los creadores financiada con cargo a los Presupuestos Generales del Estado). Lo cierto es que entró en vigor mucho antes, en 2008, pero la Audiencia Nacional lo tumbó tres años después.
Finalmente, un real decreto de hace siete años fijó un canon digital basado en el pago de una cantidad a satisfacer por parte de los fabricantes, importadores y distribuidores de equipos, aparatos y soportes materiales de reproducción.
Así, tanto móviles, como smartphones, tablets, impresoras, televisores y reproductores de música, entre otros dispositivos abonan un recargo que oscila entre 1,1 y 6 euros en el momento de la compra. Algo que repercute directamente en el bolsillos de los consumidores.

Desde el 1 de julio de 2023, el Gobierno, a través del Ministerio de Cultura, y según el Real Decreto 209/2023 del 28 de marzo (el enlace lleva a la norma completa, de 10 páginas, publicado en el BOE en formato PDF), reforma vía decreto un cuantioso aumento de este canon digital.
La entrada en vigor, que se aplica desde esta fecha, implica prácticamente triplicar el coste de este gravamen en el caso de los teléfonos móviles inteligentes (smartphones), ya que pasa de 1,1 a 3,25 euros.
Para los móviles básicos, como los que están diseñados específicamente para personas mayores (que suelen carecen de acceso a Internet y prácticamente no disponen de capacidades multimedia), continúan aplicando el canon digital de 1,1 euros.
Y en el caso de los tablets esta tasa también sube. Se incrementa de 3,15 hasta 3,75 euros por unidad vendida.
Los fabricantes critican esta medida porque apenas tiene sentido que los usuarios tengan que abonar esta tasa por el uso de copias privadas.
En este momentos apenas se da esta circunstancia, ya que la mayoría consume este tipo de contenidos a través de plataformas de streaming como Spotify, Apple Music, Amazon Prime o Netflix, entre otras muchas. Y esto, además, no requiere de ningún soporte de almacenamiento físico.
De hecho, los índices de piratería llevan descendiendo desde hace ocho años consecutivos. En 2021 cayó otro 8% adicional y encadena un descenso del 20% desde 2018.
El Gobierno recauda 55 millones de euros anuales gracias al canon digital
Las entidades de gestión reciben una ingente fuente de ingresos gracias a la recaudación del canon digital, que no solo se aplica a smartphones y tablets, sino también a la venta de ordenadores, pendrives, tarjetas micro SD e, incluso, impresoras.
Desde su entrada en vigor en 2017 la recaudación acumula 211,2 millones de euros, una cifra muchísimo más amplia que la destinaban anteriormente los PGE, que era de unos 20 millones. En la actualidad los consumidores abonan unos 55 millones al año y, algunos ejercicios, como el de 2020 la cifra llegó hasta los 67 millones.
Mantener e incrementar su precio tiene un mero «afán recaudatorio», según denuncian los fabricantes de dispositivos. «Los titulares de derechos están recibiendo una compensación muy superior al daño efectivamente causado», añaden. Por su parte, los consumidores son los que padecen las consecuencias, ya que el pago del canon digital es algo inexorable y en breve tendrán que hacer frente a un incremento notable del mismo.
La siguiente tabla muestra todos los dispositivos electrónicos a los que se les aplica el nuevo canon digital y en qué cuantía en virtud del Real Decreto 209/2023 el 28 de marzo que entra en vigor el 1 de julio de 2023:





2 comentarios
Un robo más del gobierno como cualquiera de los demás robos que nos tienen acostumbrados. Encima para regalárselo a sus amiguitos mantenidos. Además no se cortan en subir los impuestos recaudatorios cuando más está subiendo todo.
Les pagamos nosotros los iPhones últimos modelos (los de la gama más alta) de nuestros bolsillos. Los de izquierdas anticapitalistas son los primeros en no renunciar a ellos. Así nos va con tanta hipocresía y tanto chiringuito