
Este hombre se enamoró de la voz de una operadora y comenzó a llamar compulsivamente. «Una vez llamé para quejarme y la operadora se ocupó de ello muy amablemente, por lo que quería escuchar las voces de esas mujeres», explicó a la policía de Hiroshima.
En total realizó realizór 37.760 llamadas entre marzo y julio de este año. Una vez establecía la comunicación, se quedaba en silencio para escuchar las voces de las teleoperadoras.



