
Es normal que te moleste, según las conclusiones a las que han llegado unos investigadores estadounidenses de la Universidad de Cornell, y de la que se hace eco la agencia Reuters.
Una de las razones por la que no nos gustan las conversaciones telefónicas de otras personas se debe a que no nos queda más remedio que escuchar media conversación y eso hace que nuestro cerebro dedique más atención y concentración que cuando oímos un diálogo completo.
En el trabajo o el metro apenas tenemos control voluntario para dejar de percibir esta distracción, tal y como explica Lauren Emberson, una de las autoras del estudio, que pronto se publicará en la revista Psychological Science.
Provoca distracciones y errores
La científica añade que en estas situaciones la gente intenta dar sentido a los fragmentos que escuchan e involuntariamente trata de predecir qué se dirá a continuación. Como se carece de mucha información, se requiere de mucha más atención.
Para llevar a cabo su investigación Lauren Emberson y Michael Goldstein recurrieron a un grupo experimental de 41 estudiantes universitarios que debía realizar ejercicios de concentración (como seguir puntos en movimiento) mientras escuchaban una conversación o sólo a uno de los interlocutores.
Los resultados mostraron que los sujetos cometían más errores cuando sólo oían a uno de los oradores.


