03/03/2016.- Combinar salud y tecnología suele dar, con más frecuencia de la deseada, resultados negativos. El debate más extendido en lo que respecta al sector de las telecomunicaciones está ligado al temor a que las señales que emiten los teléfonos móviles y las antenas de telefonía puedan ser cancerígenas.
Este tipo de vinculaciones negativas, que normalmente tienen una base científica bastante enclenque, lo único que consiguen es instaurar una cultura del miedo; una tendencia a demonizar lo que algunos siguen llamando nuevas tecnologías (a saber en qué punto se dejará de considerar a los smartphones tal cosa).
Lo curioso es que, en muchos casos, los problemas de salud derivados de la tecnología móvil están estrechamente relacionados con un mal uso de la misma. Todo en exceso es malo, y la recopilación de trastornos mentales asociados al uso de dispositivos móviles elaborada por el fabricante español Energy Sistem no hace más que recalcar esta realidad.
Algunos conceptos, como nomofobia o phubbing ya vienen de lejos y son más o menos conocidos, pero ya os avisamos de que la mayor parte de estos términos pueden parecer un trabalenguas o, simplemente, una broma:
- Nomofobia. Miedo a no poder consultar el móvil constantemente o pavor a olvidarnos el smartphone en casa o quedarnos sin batería.
- Whatsappitis. Suena a broma, pero no lo es, y que sea aguda o no, dependerá de cada uno. Como su nombre indica, hace referencia a aquellas personas dependientes de la app de mensajería instantánea (aquellos cuyo estado es, prácticamente todo el día, ‘escribiendo…’).
- Selfitis. Otro clásico que hasta ha llegado a tener casos terminados en la muerte del enfermo. Países como India o Rusia quieren ponerle freno con la creación de zonas anti-selfies.
No hay que tomarlo a broma, ya que según la Asociación Americana de Psiquiaría, está catalogado como un trastorno mental, ya que esas autofotos que se comparten en las redes sociales no son más que un claro síntoma de falta de autoestima.
- Selfiefobia. En el lado opuesto de la balanza encontramos este trastorno, que radica en producir miedo a las autofotos.
- Phubbing. Todos conocemos a alguien que no presta atención a otras personas por estar mirando el móvil. De hecho, seguramente nosotros habremos cometido ese error (y falta de respeto) en más de una ocasión.
- Vibranxiety. ¿Alguna vez has creído notar la vibración del teléfono o de haberlo escuchado cuando en realidad no había pasado nada? Pues a esto hace referencia la vibroansiedad.
- Editiovultafobia. No es un nuevo Pokémon, es el miedo a conocer la vida de los demás a través de Facebook y compararla (siempre, para mal), con la propia.
- Retterofobia. Este tiene miga: el miedo a escribir mal un SMS o un mensaje de WhatsApp. TOC, TOC...
- Cibercondría. Google ha hecho mucho mal por los hipocondríacos, que ven síntomas de supuestas enfermedades a cada golpe de click. Los móviles han llevado esto a un nuevo nivel.
- Telefonofobia. Miedo a atender una llamada. Algo comprensible a la hora de la siesta, porque seguro que es algún operador dispuesto a hacernos la mejor oferta del siglo, pero más allá de eso…
Lo dicho, el problema con estos trastornos móviles no es de la tecnología, sino del uso que se le da a la misma.