20/01/2003.- La mayor parte de los 31 vecinos de la calle Julio Romero, 1 de la localidad madrileña de Móstoles tienen serias dudas de que la estación base de telefonía móvil (formada por ocho antenas que instalaron en la azotea del edifico hace ocho años) sea inocua para su salud.
El motivo de este recelo se debe a que durante este periodo se han registrado diez casos de cáncer, la mitad de ellos mortales.
«Esto es un atentado contra la salud pública«, opina Antonio Gómez, residente en el bloque y enfermo de cáncer. A su juicio, la proliferación de casos (en edificios colindantes ha habido al menos otros siete afectados) está relacionada con las antenas.
«Lo peor es la sensación de injusticia: creo que nadie nos ha informado de los riesgos como es debido», se queja otro vecino enfermo, José Luis Carrascal, que añade: «Ante la duda, lo mejor es quitarla».
El Ayuntamiento de Móstoles, a instancias de los vecinos, ha dictado un decreto en el que ordena el cese de actividad de esta antena, ya que carece de licencia.
La empresa responsable, Vodafone, ha anunciado que recurrirá para que el dispositivo no deje de funcionar, «porque dejaría sin cobertura a varios miles de ciudadanos».
Un portavoz de los operadores de telefonía móvil aseguró que «no hay evidencias científicas que relacionen las antenas con el cáncer» y recordó que todas las que hay en la región «emiten a niveles muy inferiores a los establecidos por la Unión Europea».