Se calcula que hay unos 350 millones de personas en todo el planeta viviendo 'desconectadas'
Cómo es vivir sin cobertura móvil
Regiones como el Tapón del Dairén o el archipiélago de Tristán de Acuña son buenos ejemplos.

La dificultad para acceder a determinadas regiones y la escasa población de las mismas hace que los operadores no se planteen desplegar las infraestructuras necesarias.
12/02/2016.- En el mundo existen más de 7.100 millones de usuarios de telefonía móvil, una cifra sin comparación posible con ninguna otra explosión tecnológica anterior. Esta democratización del acceso a las comunicaciones sin cables también se refleja en otro dato muy relevante: el 95% de toda la población del planeta tiene la posibilidad de recibir señal móvil en el lugar donde reside.
Sin embargo, cabe preguntarse qué es del otro 5% que no conoce la telefonía móvil y que viven fuera del alcance de cualquier forma de avance tecnológico o de comunicaciones modernas. Así, existen lugares en la Tierra donde es posible desconectar –literalmente- del resto del mundo y aislarse en un entorno sin posibilidad alguna de recibir una llamada, un SMS o un mensaje de WhatsApp.
De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), son un total de 350 millones de personas las que viven en este tipo de regiones sin cobertura móvil, una cifra que está disminuyendo de forma drástica año tras año. No en vano, en 2014 esta cantidad ascendía a 450 millones de ciudadanos.
Normalmente son zonas montañosas y rurales, donde las dificultades técnicas y la escasa población que allí vive no hacen rentable para los operadores de telecomunicaciones implantar antenas que lleven la señal a estas regiones. Asimismo, importa (y mucho) el continente en el que se viva: mientras que en zonas como Europa o Asia el nivel de desarrollo de telecomunicaciones es altísimo (con Corea del Sur al frente de la clasificación), en África más de una veintena de países no alcanzan la media mundial en este terreno. Las vastas extensiones de terreno, en muchos casos desérticas y en otras boscosas, hacen de la democratización de la cobertura móvil una misión titánica y, prácticamente, imposible.
Buen ejemplo de este tipo de regiones es el Tapón del Dairén, una zona de selva limítrofe entre Panamá y Colombia y en la que viven algunas tribus indígenas que rechazan cualquier tipo de avance tecnológico. Incluso países enteros como Nueva Guinea son conflictivos en cuanto al acceso a la red móvil en sus áreas rurales, donde conviven distintas tribus aisladas en zonas de selva muy densa. También naciones en vías de desarrollo, como India, sufren de problemas de cobertura móvil en sus pueblos más remotos.
También las islas remotas carecen de cobertura móvil
Un aislamiento en cuanto a comunicaciones se refiere que también se extiende a islas situadas en medio del océano. Es el caso, por ejemplo, del archipiélago de Tristán de Acuña, unas islas británicas situadas a seis días en barco desde Ciudad El Cabo, en Sudáfrica, y en las que apenas viven 300 personas, sin acceso posible (sin contar con el satélite) a Internet o a la red móvil. Otro archipiélago, el de Socotra (Yemen) tampoco cuenta con ningún tipo de cobertura móvil (al igual que tampoco dispone de electricidad ni redes de agua potable), ya que está situado a más de 300 kilómetros de la costa más cercana en el océano Índico.

El archipiélago de Tristán de Acuña es una de las zonas más aisladas del mundo, y un buen ejemplo de desconexión digital.
Esta problemática no es baladí, ya que la conectividad móvil es la única posibilidad que muchas personas tienen para acceder a Internet y conectarse con el mundo, en zonas donde no llegan las infraestructuras de cable tradicionales o éstas son muy inestables.
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