Algunos presos introducen móviles en la cárcel alojándolos en el recto
Cuando el móvil forma parte de tu cuerpo (literalmente)
En distintas prisiones de España como la de Córdoba se han comenzado a requisar teléfonos de reducidas dimensiones.

Sí, los móviles pequeños siguen teniendo su público.
En situaciones difíciles el ingenio se agudiza. A pesar de que estamos en plena era del smartphone no todo el mundo tiene las mismas facilidades para comunicarse. Y mucho menos las personas que están en la cárcel. Por ello, recurrir a los móviles clásicos es una alternativa para eludir los controles de las prisiones. Una realidad que recorre la geografía española de norte a sur.
Los últimos casos se remiten a la prisión de Córdoba, donde han comenzado a encontrarse un tipo de móvil de dimensiones muy reducidas. Tanto, que pueden ir alojados en el recto. Estos aparatos, al estar fabricados en materiales plásticos (en un 99,99%), no son detectados por los arcos de metales de los controles, por lo que pasan sin ningún tipo de problema.
Lo cierto es que, hasta ahora, cuando se decía que el móvil se ha convertido en una parte de nosotros tenía un sentido más metafórico que literal.
Aun así, el método empleado para camuflar el móvil no es nuevo. Es el mismo que se emplea desde hace mucho tiempo para pasar punzones y otros objetos prohibidos en el interior de una cárcel.

La forma y vía de administración de estos móviles es la misma que la de los supositorios.
Cárcel y móvil, una nueva alianza desconocida
Tal y como apuntan desde el digital Cordópolis, los distribuidores de estos pequeños móviles son los llamados presos en conducción. Se trata de reos peligrosos que cambian de centro penitenciario de vez en cuando.
El modelo que se ha interceptado en la prisión andaluza es el Long CZ J8, un modelo que se puede adquirir a través de Amazon por unos 35 euros (incluyendo los gastos de envío) y cuyo peso es de apenas 18 gramos.
Las dimensiones del Long CZ J8 son 68 x 23 x 11 mm (como el dedo gordo de un adulto). Este móvil cuenta con Bluetooth, radio FM, manos libres y acepta tarjetas de memoria micro SD para reproducir música.
Otra de las ventajas, pese al reducido tamaño del Long CJ J8, es su gran autonomía. La batería puede permanecer hasta 96 horas en standby o proporcionar hasta 5 horas de conversación.

Como es evidente, las prestaciones del Long CZ J8 son escasas, pero son suficientes para cumplir con el principal cometido de cualquier móvil básico.
Los presos no pueden disponer de teléfonos privados en la cárcel, tal y como establece el reglamento penitenciario. De hecho, tan solo cuentan con un número de minutos determinado para hablar con familia o abogados. Por eso poder conseguir un móvil es algo muy cotizado en el interior de una prisión.
Gracias a tamaños tan reducidos cada vez es más habitual encontrarse este tipo de dispositivos entre los registros eventuales que se hacen en las prisiones. Lo que no parece tan sencillo de camuflar es el cargador…
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