En Londres podrías comprar una cabina por una libra esterlina
¿Ha muerto la cabina telefónica? No, ahora es una obra de arte
Algunas iniciativas han tratado de revitalizar su decreciente popularidad.

Las cabinas telefónicas de Londres son, sin duda, las más icónicas.
14/02/2016.- Cuando me di cuenta de que había perdido el móvil ya estaba dentro del aeropuerto. Había pasado el control de seguridad y ya no podía volver a salir a comprobar si mi taxista (siempre le supuse una innata buena fe) estaba esperándome impaciente por devolverme el Xperia Z que se me había caído con toda seguridad en su vehículo.
Así que ya dentro, y tras comprobar que mi vuelo se retrasaba más de una hora, entré en pánico. Tenía que avisar en el trabajo de que llegaba tarde.
Bueno, no hay problema, pensé – Localizo una cabina telefónica y le cuento a mi jefe lo que me ha pasado.
– Disculpe, señor, ¿hay alguna cabina telefónica por aquí?
– Creo que queda una un poco más adelante, junto a las escaleras mecánicas. Es la última.
Aquella cabina telefónica me salvó el pellejo. Pero probablemente hoy, dos años después de aquel incidente, no haya ninguna cabina en ese aeropuerto.
La omnipresencia de los móviles está acelerando la muerte de estos objetos que una vez fueron imprescindibles (como la de otros tantos).
Ya en Londres, las cabinas telefónicas son motivo de visitas turísticas. La primera se instaló en 1903 y fue la primera de una red de teléfonos públicos que se hizo realidad a partir de 1920. Hoy, operadas por British Telecom, siguen siendo muy populares, claro que sí, por sus singulares cualidades estéticas.
Sin embargo, no os extrañéis si pronto pasamos a ver las cabinas telefónicas de nuestras ciudades en museos de Historia de las Telecomunicaciones o similares. De hecho, nuestros lectores más jóvenes ya pensarán que para qué demonios se usaban esos teléfonos, ¡si ni siquiera tenían el Angry Birds!
Es más, en la ciudad británica se han llevado a cabo numerosas iniciativas muy ingeniosas para revitalizar su popularidad, y la propia British Telecom puso en marcha una iniciativa llamada Adopta un kiosko a través de la cual se vendían cabinas por poco más de una libra esterlina. La única condición, y un poco paradójica, es que no se utilizaran como un teléfono.
No sabemos si con la intención de revitalizar el parque de moribundas cabinas o simplemente en un arrebato de nostalgia, en algunas ciudades ya se han puesto en marcha iniciativas que han convertido a estos objetos en obras de arte.
Hace unos años las cabinas telefónicas de Sao Paulo se convirtieron en originales obras de arte. Las ya de por sí estéticas cabinas fueron decoradas por artistas locales que volcaron toda su imaginación y creatividad en hacer de ellas lugares mágicos.

Una cabina que podría definirse como… colorida.

Una de las cabinas telefónicas nacida tras la iniciativa de la ciudad brasileña.
El enigmático artista Banksy llevó esta cabina telefónica de Cheltenham (Inglaterra) a otro nivel gracias al mural que dibujó detrás.

En un principio no estaba clara la autoría de la obra, que finalmente se atribuyó Banksy.

El artista representó la muerte de la cabina telefónica hace 10 años.
No es la única vez que el artista se ha fijado en estos objetos. De hecho, hace ya 10 años reclamó la autoría de esta obra que podemos ver más arriba y que presenta una cabina telefónica herida por el impacto de un pico. Se vendió por más de medio millón de dólares.
O fijaros en esta cabina telefónica de Lisboa, reconvertida en una biblioteca.
Las cabinas telefónicas, protagonistas del cine clásico
El celuloide también se ha fijado en ellas y en algún caso las ha convertido en protagonistas de las películas, como en el caso de Última llamada. Pero, ¿quién no se acuerda de la cabina telefónica de Amelie, cuando devuelve al señor Rigaudeau sus pertenencias de cuando era un niño? O la inolvidable escena del clásico El Graduado.

Un jovencísimo Dustin Hoffman habla desde una cabina en El Graduado.
Porque, para qué negarlo, hay objetos que, obsoletos o no, siempre formarán parte del imaginario de una o varias generaciones. Las cabinas telefónicas han conseguido entrar en esa categoría.
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