Madrid y Barcelona concentran más del 40% de las infraestructuras
Las dos Españas que deja la fibra óptica
La nueva regulación será determinante para el futuro del sector.

La triste realidad de la banda ancha en España: «unos tanto y otros tan poco».
21/12/2015.- Las cosas de palacio, van despacio. Una máxima que podemos aplicar por partida doble para la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), como al despliegue de la fibra óptica en España.
En el primer caso, se debe a la lentitud del organismo regulador a la hora de publicar datos e informes periódicos. De hecho, la CNMC acaba de dar a conocer el último Análisis geográfico de los servicios de banda ancha y despliegue de NGA en España, correspondiente al último trimestre de 2014. Es decir, unas cifras que llegan con un año de retraso.
En el segundo, se deriva de las conclusiones de dicho informe: aunque la fibra óptica mantiene un ritmo de crecimiento positivo y se puede considerar a España una potencia en lo que a la banda ancha fija se refiere, la realidad es que el nuestro es un país de dos velocidades.
Porque nada más y nada menos que el 44% de las infraestructuras FTTH se encuentran en poblaciones de las provincias de Madrid y Barcelona. Es más, del total de 8,9 millones de nuevos accesos de fibra óptica instalados en 2014, el 76% de los mismos (6,7 millones) fue desplegado en los municipios de más de 100.000 habitantes.
En términos generales, 2014 cerró con cerca de 26 millones de líneas de banda ancha fija de nueva generación (FTTH o HFC). Con todo, a pesar de que la calidad del servicio invita al optimismo, el documento publicado por Competencia evidencia que el reparto de estas tecnologías es muy desigual.

Es lógico que los operadores den prioridad a las grandes poblaciones para lograr una mayor rentabilidad de sus inversiones.
Como decimos, los municipios de más de 100.000 habitantes pueden estar tranquilos, ya que cuentan con la mayor parte de las redes de fibra. La cosa se complica cuando hablamos de poblaciones de entre 10.000 y 100.000 habitantes, aunque la presencia de los operadores de cable (Ono y Jazztel, principalmente) les permite seguir ‘conectados’ como es debido.
Las peores cifras las encontramos en los municipios de menos de 10.000 habitantes, donde las redes de nueva generación tienen una presencia meramente testimonial.
No es que sorprenda, ya que la solución de este problema es uno de los principales objetivos de la nueva regulación planteada por la CNMC.
Un futuro en el aire
El aspecto más destacado de dicha propuesta es, a su vez, el más polémico: obligar a Movistar, operador más destacado en el despliegue de redes de nueva generación, a permitir el acceso de otras compañías a sus infraestructuras en todas aquellas ciudades en las que no haya tres redes de fibra.
Esta opción, que puede parecer positiva a primera vista, no lo es tanto si Movistar cumple con su ‘amenaza’ de frenar la inversión y el despliegue previsto en fibra de aprobarse la medida.
Porque aunque la competencia fomenta que la calidad del servicio mejore considerablemente (parece que los tres grandes contarán con velocidades simétricas antes del final del primer trimestre de 2016), lo cierto es que en estos casos la cantidad también importa; sobre todo para aquellas poblaciones que parecen condenadas a tener que recurrir al ADSL (y gracias) si no quieren estar incomunicadas desde el punto de vista digital.
Fuente: CNMC
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